Íconos latinoamericanos (2000)

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La muestra de Nicolás Rubió en van Riel es un canto al corazón

Por Susanne Franz

Hace mucho tiempo que Nicolás Rubió está enamorado del arte de los “fileteros”, que antaño adornaba los colectivos o camiones en la ciudad de Buenos Aires. Hoy existen cada vez menos testimonios de este “arte popular”. Rubió publicó un libro sobre el Fileteado junto a su mujer Esther Barugel (en la editorial del Fondo Nacional de las Artes), e incluso fue aprendiz de los Maestros Fileteros. Desde entonces crea obras de lo más coloridas, originales y creativas con esmalte sobre madera. La madera juega un rol importante para el artista, que no usa cualquier madera sino “sólo madera encontrada”. Haciendo un guiño, Rubió agrega: “porque tiene vida propia, una historia”.

Los mitos y las leyendas de toda Latinoamérica son los temas de las animadas obras que se exponen -muy bien montadas- por estos días en la Galería van Riel. América está representada en estas obras como el Paraíso Originario; a menudo Rubió subraya este simbolismo situando las figuras de Adán y Eva a derecha e izquierda de sus “íconos latinoamericanos”. ¡Y estas perspectivas salvajes! ¡O más bien su ausencia! Todo está representado en un orden linear, porque, según el artista, “cada cosa tiene igual importancia”. La naturaleza, las criaturas, la mística y el folclore se unen en una danza alegre que celebra la vida. “Gracias por darnos esta alegría”, dice una señora después de visitar la muestra, cuando se despide del Maestro de melena blanca. Y eso es exactamente lo que él quiere; no es casualidad que escriba en el catálogo: “Cuando se muere la sonrisa, también se muere la cultura”.

La muestra se puede visitar hasta el 9 de septiembre en van Riel, Talcahuano 1257, P.B.

Publicado en “Argentinisches Tageblatt” el 2 de septiembre de 2000.

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