Diversión diabólica (2002)

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Diego Perrotta expone en la galería Alberto Elia-Mario Robirosa

Por Susanne Franz

La obra de Diego Perrotta de los últimos diez meses es una fiesta para los sentidos. Sus composiciones, geométricas y lúdicas, pomposas y “naif” a la vez, evocan el arte de los monjes medievales —los hasta hoy inigualables colores y la luminosidad increíble de sus ilustraciones de libros. A sus obras alegres e inteligentes, Perrotta agrega palabras, textos o elementos plásticos al estilo de los viejos libros sacros.

Logra la misma luz. Juega con la estética de aquellos maestros, y hace que sus obras se conviertan en citas de las composiciones tradicionales. No es casualidad que a Perrotta le importen las mismas preguntas éticas y metafísicas. ¿Qué es el mal? ¿Qué es la tentación? Sólo que en la obra de Perrotta no es Dios, sino el diablo, el protagonista. Con ese truco, las preguntas, dudas y planteos antiguos se transforman en preguntas, dudas y planteos de hoy.

Se destacan en la muestra obras en homenaje a maestros argentinos abstractos como Mele o Lozza, en las cuales Perrotta integra elementos característicos de las obras de ellos.

Artículo publicado el 28/9/2002 en el “Argentinisches Tageblatt”.

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