Rastros de luz

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Fotos de Arturo Aguiar en la galería “El Borde”

Por Susanne Franz

Como un reflector que —de repente— rastrea un movimiento en la oscuridad de una ruta interminable y monótona, el fotógrafo Arturo Aguiar (nacido en 1963 en San Juan) ilumina como con rastros de luces escenas de la vida cotidiana. La soledad de un cuarto, que se presenta al espectador en toda su desolación, la soledad de la persona que está acostada sobre su cama, la soledad de a dos de una pareja —todos estos protagonistas están envueltos en su propia oscuridad, rodeados por ella como con un aura: los espacios igual que las personas que los habitan, como si fueran fantasmas.

Las imágenes aparecen por solo un instante infinitamente pequeño, para después permanecer, por siempre efímeros. Como si una persona surgiera de la nada sin aviso previo, para meterse en el centro de la consciencia, por un momento apenas —o quizás, para quedarse, impregnada en la retina para siempre.

Arturo Aguiar es físico y fotógrafo, y tal vez haya que denominarlo un adicto a la luz. Pocas veces se vio tal maestría como la que él demuestra en el manejo de la iluminación en sus fotos impresionantes.

Crea mundos espirituales, que hablan desde muy lejos al espectador y lo tocan en un lugar donde se encuentran el miedo a lo oculto y el anhelo por lo que permanece encerrado eternamente; un sitio rodeado de demasiado silencio.

(Arturo Aguiar, “Lo Fotográfico”. El Borde, Uriarte 1356. Lun-Sab 14-20 hs. 24.6.-23.7.)

Artículo publicado en el “Argentinisches Tageblatt” el 2/7/2005.

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