Hechicera de la luz

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Fallecimiento de la fotógrafa-estrella Annemarie Heinrich

Por Susanne Franz

“Mediante la observación se comprende lo que es la belleza”, explicaba Annemarie Heinrich acerca de su trabajo. “Durante toda mi vida he observado un solo cuerpo, una sola luz, un solo reflejo.” La gran fotógrafa de las bellas y famosas argentinas le ha puesto su sello inconfundible a cada uno de sus retratos legendarios. Inolvidables son sus retratos de las divas cinematográficas de los dorados años 40 y 50 Delia Garcés, Mirtha Legrand, Zully Moreno, Tilda Thamar, Tita Merello o Niní Marshall, en los que no sólo documenta la belleza superficial de las mujeres, sino que también sabe captar su brillo interior, su personalidad, mediante una pose determinada, gestos o una mirada. A través de esta perfección de la escenificación de sus modelos, la perfecta iluminación y el posterior montaje y retoque de sus obras, Annemarie Heinrich elevó con sus retratos a miles de estrellas a la inmortalidad.

Esta genial artista, que en su larga carrera también se destacó por sus fotografías en color, de paisajes y de desnudos e incluso montajes surrealistas, ingresará al Olimpo de los más grandes fotógrafos por sus hermosos retratos atemporales en blanco y negro. También sus fotografías de tango denotan una calidad artística extraordinaria. Como casi nadie, en ellas logra captar la esencia del baile.

Annemarie Heinrich nació el 9 de enero de 1912 en Darmstadt. Su padre Walter, violinista profesional, fue llamado a las filas en la Primera Guerra Mundial y fue tan gravemente herido que nunca más pudo volver a ejercer su oficio. En el año 1926 decidió a emigrar a la Argentina junto con su familia. Por sus ideas pacifistas, dos de sus hermanos ya habían emigrado en el año 1914, habiéndose establecido en Entre Ríos. El tío de Annemarie, Karel, que trabajaba como fotógrafo en la rural Larroque, inició a la joven Annemarie en los fundamentos de la fotografía. Que la haya elegido como profesión y vocación se debe, entre otras cosas, también a que buscaba una forma de expresarse, porque al comienzo no le fue sencillo aprender el nuevo idioma y adaptarse a una nueva cultura.

Cuando su familia se trasladó a Buenos Aires, Annemarie comenzó a trabajar como asistente en diversos laboratorios fotográficos, mientras que a la noche cursaba sus estudios secundarios y aprendía el idioma. Los fines de semana partía con la cámara de su padre para sacar fotos en la plaza de Villa Ballester, donde vivía la familia. A los 18 años y con la ayuda de su padre instaló en su casa paterna su primer estudio. Como primera instalación de luz utilizó focos de bidones de gasolina improvisados que ellos mismos habían fabricado. De esa época provienen fotografías de marcados contrastes. Más adelante, cuando Annemarie trasladó su estudio al centro, primero a la Avenida Santa Fe y luego a la Avenida Callao, siguió perfeccionando su técnica cada vez más.

Los astros y las estrellas del cine, del teatro y de la radio en Argentina se deshacían por ser fotografiados por Annemarie Heinrich, quien les otorgaba a sus prestigiosas carreras aún más brillo. Sus retratos adornaron durante décadas los titulares de muchas revistas como Antena, Radiolandia o TV Guía. También las grandes personalidades de la vida cultural deseaban ser retratados por Annemarie. Así surgieron fotografías de Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, Astor Piazzolla, Aníbal Troilo, Atahualpa Yupanqui, Lino Enea Spilimbergo o Juan Carlos Castagnino. También queda el recuerdo de Heinrich como fotógrafa de la gente “común”, que la contrataba para fotografiar sus casamientos u otros eventos importantes.

Antes y durante la Segunda Guerra Mundial, Annemarie Heinrich mantuvo una postura estrictamente anti-nacionalsocialista, que tenía sus raíces en los valores fundamentales pacifistas de su familia y en su concepción ética propia, que marcaron su vida y su obra, junto a una disciplina y minuciosidad auténticamente alemanas. Tampoco se prestó para fines políticos: Así es como Heinrich es conocida como retratista de la aún joven actriz Eva Duarte (luego esposa del General Perón), pero más adelante nunca realizó sesiones fotográficas en el Palacio de Gobierno.

Annemarie Heinrich amaba su profesión apasionadamente y trataba a sus colegas con gran respeto. Fue cofundadora de varias asociaciones de fotógrafos argentinos, como el “Foto Club Argentino” o el “Consejo Argentino de Fotografía”. Heinrich fue honrada con becas de perfeccionamiento (Alemania 1954, Estados Unidos 1979) y numerosos premios. En el año 1992 fue nombrada ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires. Entre septiembre y noviembre de 2004 se realizó en el Centro Cultural Recoleta una primera retrospectiva amplia de sus obras, curada por Juan Travnik.

Annemarie Heinrich falleció el jueves de la semana pasada en las primeras horas de la mañana a la edad de 93 años en su casa de Buenos Aires. Sus restos fueron sepultados en el Cementerio Alemán. Sus hijos Alicia y Ricardo Sanguinetti, ambos fotógrafos, se ocupan con gran esmero del importante legado de su madre, cuyo enorme valor artístico seguramente sea reconocido como corresponde en el futuro.

Más información y fotos en la página web de la artista.

Publicado en “Argentinisches Tageblatt” el 01/10/05.

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