Con espíritu deportivo, pero no del todo justo

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“Genealogías” de Leonel Luna en el Centro Cultural Recoleta

Por Susanne Franz

En su actual muestra “Genealogías”, Leonel Luna trata el ambiente del arte argentino como una clase de “juego deportivo”. Describe con mucha ironía los varios aspectos constituyentes de ese ambiente: los artistas, los estilos, la documentación y los críticos. Ligero e irrespetuoso, su trabajo se presenta como un proyecto pseudo-científico: un lenguaje elegido a propósito, ya que Luna no quiere abarcar el tema en su totalidad, ni quiere establecer jerarquías o expresar juicios.

La genealogía es —normalmente— el proceso de estudiar y rastrear la ascendencia y descendencia familiar de una persona. La genealogía establecida por Luna de los artistas argentinos consiste en escribir sus nombres en sendos globos, sobre la pared de la sala de exposición, y trazar líneas que conectan los globos con otros vecinos. No hay manera de verificar si realmente están todos los artistas argentinos, o si hay verdaderos lazos entre los nombres conectados. Luna teje una red, a la que todos “pertenecen”, mientras al mismo tiempo, cada uno está solito dentro de su globo (una descripción bastante aguda de la situación en la que se encuentran los artistas).

Luna procede de la misma manera con la documentación del ámbito del arte. En otra pared coloca recortes de catálogos o invitaciones a muestras de arte, y los ordena tan arbitrariamente como a los artistas.

Los estilos artísticos y diversos “ismos” están escritos en globos en otra pared, con conexiones que demuestran supuestas interrelaciones, muchas veces paradójicas.

Los críticos, según la visión un poco malvada de Luna, no cumplen su función como bisagra entre artistas y público. Todo lo contrario: con sus escritos subjetivos y muchas veces completamente incomprensibles encubren la mirada sobre la obra de arte más que la aclaran.

Hay que admitir que esa parte de la muestra de Luna es la más divertida. El artista usa unos textos del crítico Carlos Espartaco, los divide en cuatro partes e invita al espectador a leerlos de forma lineal, pero también en cualquier otra combinación: siempre suenan impregnadas de sentido y altamente intelectuales, pero no se entiende nada.

Las “Genealogías” de Leonel Luna, una instantánea democrática del ambiente del arte argentino, entretienen con su subtono irónico, pero a la vez cariñoso (en tanto que el mismo Luna es parte de esa “reunión deportiva” que describe). Plantean varias preguntas y dirigen la atención sobre puntos críticos sin querer llegar a respuestas o analizar a fondo el juego. Sería arruinar la diversión, ¿no?

(Leonel Luna, “Genealogías”. Centro Cultural Recoleta, Sala Prometeus, Junín 1930. Mar-Vie 14-21, Sab, Dom y feriados 10-21 hs. Hasta 29/01/06.)

Este artículo fue publicado (en idioma alemán) el 21/01/06 en el “Argentinisches Tageblatt”.

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