“El lugar de los desaparecidos en el arte”
Encuentros en el CCEBA
Del 6 al 8 de noviembre se desarrollarán en el Centro Cultural de España, Paraná 1159, los encuentros “Homo Sacer. El lugar de los desaparecidos en el arte”, coordinados por Tomás Ruiz Rivas.
“Homo sacer es una oscura figura del derecho romano arcaico, en que la vida humana se incluye en el orden jurídico únicamente bajo la forma de su exclusión, es decir de la posibilidad absoluta de que cualquiera le mate sin ser responsable jurídico ni penable por dicha acción aniquiladora.” Esta definición de Ricardo Forster (“Después de Auschwitz”) nos sirve para introducir el pensamiento de Giorgio Agamben, quien ha recuperado el concepto de Homo Sacer para plantear un nuevo análisis de los campos de concentración nazis, y de algunos elementos centrales del derecho occidental. La vida, la nuda vida, pasa a ocupar un lugar central, en oposición a vida política, dentro de un sistema de exclusión / inclusión. De esta manera el Lager no se entiende más como excepción, sino como un fenómeno que se da dentro de la lógica de nuestra tradición política.
El desaparecido es un individuo cuyo destino, cuyo carácter de víctima, nunca será reconocido por el mismo aparato estatal ejecutor. Su exclusión de la existencia política es la misma que sufre el prisionero del campo de concentración. Si en el campo de concentración hay una abolición del tiempo histórico y biográfico, en la desaparición el sujeto es arrancado de ese tiempo, anulado en todas sus dimensiones humanas para reducirlo a su nuda vida, a una biología extinguible sin proceso alguno. En ambos casos la aniquilación se lleva a cabo fuera de la ordenación jurídica de la misma dictadura, en un espacio o forma de existencia excepcional que sólo puede ser explicado desde la figura del homo sacer.
Tanto en España como en Argentina nos enfrentamos al problema de la restitución del desaparecido al tiempo biográfico e histórico. Su restitución a la existencia política. El individuo que no ha sido acusado, ni juzgado, ni condenado, y en consecuencia tampoco castigado, no puede ser redimido ni absuelto. En España diversos grupos políticos reclaman la anulación de los juicios sumarísimos del Franquismo como una forma de devolver su dignidad, como sujetos históricos que son, tanto a los ejecutados y como a los condenados a otras penas. Pero el desaparecido, al igual que el preso del campo de concentración, con la vida ha perdido también su condición de sujeto histórico. La restitución no es tan fácil, y el dolor colectivo que produce este desgarramiento de la sociedad no se aplaca con medidas legales. Siguiendo con el caso de España, donde en los últimos años se han exhumado alrededor de mil cuerpos, hemos visto que el reencuentro con el pariente desaparecido, aún setenta años después, es una auténtica catarsis. Pero carecemos aún de un lenguaje capaz de conjurar el miedo y el dolor tan largamente larvados en nuestras conciencias.
En este encuentro se van a compartir, más que a debatir, las experiencias que cada uno de los participantes ha tenido al trabajar sobre este tema, así como los análisis que nos ofrecen las disciplinas de la crítica y la historia del arte. Hablaremos sobre el lugar de los desaparecidos en el arte, o, si se me permite el juego de palabras, sobre si el arte es capaz de crear un lugar para los desaparecidos. Sobre el tipo de construcciones simbólicas que necesitamos para designar lo innombrable.
Más información y programación en el sitio del CCEBA.
Foto: Videoinstalación “Fosa común” de Günter Schwaiger y.Tom Lavin.