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La plataforma Twitter une más que amigos

Por Svenja Beller

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Los pájaros gorjean desde los árboles, los hombres del siglo XIX gorjean en Internet. Lo mismo da si es importante, irrelevante, superficial o super interesante, todo termina en el mundo virtual. Uno se puede imaginar la plataforma Twitter como un árbol, en cuyas ramas reposa cada pajarito para twittear su melodía. En marzo de 2008, Jack Dorsey, Biz Stone y Evan Williams plantaron este “árbol” que, en principio, estaba pensado para la comunicación interna de las empresas. Apenas se hizo público, la población plumífera creció a pasos agigantados. Twitter se convirtió en un hit. Desde la revista alemana Spiegel hasta cualquier hijo de vecina, los twitteros escriben mini textos desde todos los rincones del mundo con un límite de 140 caracteres por mensaje.

Impulsado por amigos, que ya twitteaban todo el día, me convertí en un twittero. En el sitio twitter.com apareció un pajarito parado en una ramita. El texto está en inglés o japonés, ya que en esas lenguas hay más usuarios. Me registro, lleno todos los formularios, como hice en otras plataformas como Facebook. ¿Si busco amigos? Claro. Con un click en “Follow” ya empiezo a leer los mensajitos que mis amigos gorjean en Internet. Planes para el fin de semana, fútbol, chismes de la facultad: en un instante me entero de todas las novedades. Me siento en una computadora en Buenos Aires y sonrío. A pesar de que mis amigos están a miles de kilómetros en Alemania, de pronto me encuentro en el medio de su vida, leo cosas que, de lo contrario, deberían contarme en persona. Twitter es como un tubo por donde puedo mirar la cabeza de mis amigos.

“What are you doing?”, me pregunta la plataforma y me deja un casillero en blanco con exactos 140 caracteres. Twitteo mi primer mensaje, en inglés, muy internacional. Escribo sobre mi día y me preguntó quién lo va a leer. Al otro día ya tengo tres “followers”, es decir, otros usuarios, seguidores, que leen mis mensajes. Mi pequeña melodía fue escuchada.

Pero Twitter puede conectar más que amigos. El Spiegel, la NASA, el actor Ashton Kutcher o el propio Presidente Obama. La lista de twitteros es larguísima. La utilidad va más allá de los usos personales: mensajes, difusión, estudio de mercado, noticias. Como los tweets (los mensajes) también se pueden enviar vía SMS, pocos medios superan a Twitter en actualidad. Por Twitter llegó la primera información sobre el aterrizaje forzoso en el río Hudson de New York. “Hay un avión en el río Hudson, estoy en el ferry yendo a salvar gente, una locura”, escribió Janis Krums unos minutos después del infortunio. La foto que envió después fue inmediatamente subida por distintos medios profesionales. ¿Twitter como promovedor del periodismo ciudadano? La plataforma ofrece un gran potencial periodístico, pero un problema es el de la credibilidad. Perfiles, fotos, mensajes, todo se puede inventar sin restricciones. No hay límites para faroleros vendedores de humo o bromistas sin corazón.

Con plumas falsas, melodías desafinadas o refinados gorjeos, los pajaritos serán más y más, creando una plataforma con futuro incierto.

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