Un Maestro y una nueva Galería (1997)

Klicken Sie hier, um die deutsche Version zu lesen.

Adolfo Nigro expone en van Eyck

Por Susanne Franz

La apertura de la nueva Galería de Arte van Eyck, sobre la Avenida Santa Fe entre Suipacha y Esmeralda, se celebró con una muestra del renombrado artista Adolfo Nigro. Las salas están distribuidas en tres pisos, sobre una superficie total de 440 metros cuadrados. Todo en el interior es de primera línea: maderas claras, paredes blancas, metal, vidrio, espejos. Con sus cámaras de seguridad pudorosamente escondidas, las salas climatizadas constituyen un oasis de tranquilidad en medio del caos del microcentro porteño. La sala principal quizá sea demasiado grande, no recomendable para agorafóbicos. Además, el amante de arte, cansado de tantas visitas a museos y galerías, extrañará algún lugar donde sentarse en el centro de la sala y desde donde poder contemplar las obras con tranquilidad y la debida distancia.

El hecho de que esta nueva Galería abra con una muestra de un artista de la talla de Nigro es una señal para un futuro promisorio en el ambiente artístico.

A lo largo de los años, Adolfo Nigro ha elaborado un lenguaje artístico propio y único, en el que cada símbolo representa una letra, los distintos sectores de los cuadros palabras, el cuadro en sí un texto, y la totalidad de la obra de Nigro representa la vida. El espectador no conoce este idioma, pero lo entiende igual; hasta qué punto, dependerá de la sensibilidad y el trasfondo cultural de cada uno.

Nigro anhela lo sencillo, trata de pintar como pintan los chicos, de estar inmerso en la motivación religiosa de las culturas latinoamericanas perdidas. Sus símbolos se comunican directamente con nuestras almas, sus colores son cálidos, sus construcciones abiertas. Las obras de Adolfo Nigro llenan el corazón de alegría.

Un dato al margen: el visitante de la muestra -que está abierta hasta el 8 de noviembre- no debería perderse los excepcionales dibujos de Nigro en el subsuelo de la Galería (Av. Santa Fe 834).

Publicado en “Argentinisches Tageblatt” el 25 de octubre de 1997.

Escriba un comentario