En busca del Paraíso perdido (1996)

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Eduardo Iglesias Brickles expone en la Galería Atica

Por Susanne Franz

Con sus deslumbrantes “xilo-pinturas”, Eduardo Iglesias Brickles, nacido en 1944, rinde homenaje a todos sus grandes ídolos: Masaccio, Gauguin, Duchamp, De Pisis, De Chirico, Max Bill y Aída Carballo. No teme nombrarlos abiertamente, tanto en el catálogo como con citas directas en sus obras; por ejemplo en “Variación sobre ‘Ana, la javanesa’ de Paul Gauguin”. Es que en sus propias obras, Iglesias Brickles incluye sin miedo motivos de las obras de esos grandes; ni siquiera le hace asco a retratar a sus mentores y mentoras en forma kitsch, aureola mediante. Es evidente de que este artista sentimental e innovador no se detiene ante casi ninguna exageración: sólo hay que mirar el tamaño enorme de sus obras, los colores chocantes, la laca exageradamente fina con la que sella sus obras, y finalmente los marcos -hechos a mano- con sus dibujos en salvaje zigzag que usa para que sus obras se luzcan en el contraste.

El trabajo con los contrastes se ejemplifica en el uso (y a la vez, el no-uso) de la xilografía. Claro que las obras gigantes de Iglesias Brickles no son xilografías, pero sí se basan en bocetos hechos con esa técnica que después son trasladados a la obra. Así se logra ese conmovedor “xilo-efecto”, y al mismo tiempo uno no puede luchar contra la impresión de que aquí alguien nos engaña. El artista echa mano de este recurso para distanciarse dialéctica- e irónicamente de los “buenos viejos tiempos”, y lo hace en forma representativa de toda una generación de artistas modernos. Al mismo tiempo ni siquiera trata de esconder su nostalgia irracional por esos mismos tiempos.

“Paraísos perdidos”, así llama Eduardo Iglesias Brickles a su muy recomendable exposición, y nos pregunta: ¿Eran realmente paradisíacas las condiciones de antaño? ¿Es verdad que el pasto de los otros siempre es más verde que el nuestro? ¿Cuáles son nuestros deseos, cuál es nuestra nostalgia, hoy? ¿Cuánto pesa ese equipaje que cargamos mientras vamos para adelante?

Eduardo Iglesias Brickles invoca en sus obras características muy especiales de sus ídolos: la soledad febril de De Chirico, la añoranza de armonía de Gauguin que resultaba de su fuga del mundo, la fuerza expresiva de Bill y Carballo. Si bien les hace una reverencia, hace tiempo que el artista ha encontrado su propio lenguaje: no siempre fácil, es a la vez clásico y cursi, desgarrador y armónico, irónico y sentimental.

Se puede visitar la muestra hasta el 8 de junio en Atica, Libertad 1240, P.B.

Foto:

“Músicos de Jazz”, óleo y tinta gráfica sobre madera tallada, 144 x 104 cm, 1996.
(Del sitio web del artista.)

Publicado en “Argentinisches Tageblatt” el 25 de mayo de 1996.

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