Un universo pre-consciente (1996)

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Gabriel Salomón expone sus pinturas recientes en la Galería Ruth Benzacar

Por Susanne Franz

El artista Gabriel Salomón, que presenta su producción 1995/96 en la Galería Ruth Benzacar, lo pinta todo de negro: deja a un lado los clichés, las divisiones en blanco-negro, bueno-malo. Ni siquiera hay colores. No hay historia que empiece con “había una vez” ni que termine con “y vivieron felices”. Se pone en cuestión nuestro concepto del mundo, nuestra comodidad, cuando nos enfrentamos con semejante monotonía solemne, con el universo negro de un artista, su personal espacio celestial en el cual reinan la ingravidez, el silencio y la eternidad. En ese espacio, de repente somos astronautas perdidos que no han encontrado el camino de regreso a su nave. En forma lenta, casi imperceptible, nos alejamos de todo lo que conocemos.

¿Qué es el hombre sin sus costumbres habituales, sin los patrones a los cuales el cerebro recurre constantemente? Para ubicarse en su entorno usa rutinas, modelos, clichés, no hace falta ni siquiera encender la consciencia. Pero ¿qué pasa cuando de pronto no reconocemos nada, cuando no hay dónde anclar? ¿Entonces sí arrancaría esa máquina llamada consciencia? ¿Y qué haría? ¿Le ordenaría al cuerpo entrar en pánico? ¿Y si ya fuera demasiado tarde para reaccionar?

Las obras de Gabriel Salomón, negro sobre negro, con algo de azul y poquísimo blanco alrededor de algunas roturas, con puntitos relucientes que brillan como las estrellas, quiebran los patrones de la percepción. Sin embargo, no dejan lugar para el miedo o la desolación: usan todo el peso de la belleza en contra. Se trata de un balanceo precario para facilitar al espectador una experiencia estética por fuera de las reglas, en un espacio donde no valgan las leyes de la naturaleza que garantizan el normal funcionamiento del hombre. De ese modo, puede elevarse y volar, pasando lentamente por ventanas oscuras, mirando solo de reojo, dejando que los sentimientos y las visiones sean uno.

Experimento logrado: en lo minimalista, lo incoloro, la repetición oscura, el artista Gabriel Salomón esconde la sorpresa, la experiencia primordial de la percepción, la pre-consciencia incondicional.

Las pinturas sin título de los últimos dos años forman un contraste brusco con la producción anterior del artista, cuando trabajaba con cajas conformadas de objetos y jirones de pinturas, variando como en un puzzle su actitud ante la vida. “Para mi, el arte y la vida se parecen”, escribe en un catálogo para una muestra en el año 1992. “Vivimos armando cosas todo el tiempo, incluimos en nuestro presente restos y objetos de nuestro pasado.”

Ahora, en 1996, se le suma una nueva dimensión: el futuro. Vivir o hacer perceptible el tiempo como continuo ya no es privilegio exclusivo de los dioses.

Hasta el 21 de septiembre se puede visitar la muestra en la Galería Ruth Benzacar, Florida 1000.

A comienzos del 1997 las obras van a Alemania donde Gabriel Salomón expone desde hace años (Berlín, Hamburgo, Stade) despertando un gran interés por parte del público.

Publicado en “Argentinisches Tageblatt” el 7 de septiembre de 1996.

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