Espacios prohibidos (1995)

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Jorge Álvaro expone en la Galería “Colección Alvear de Zurbarán”

Por Susanne Franz

En la Galería “Colección Alvear de Zurbarán”, el pintor Jorge Álvaro inauguró el 25 de septiembre una exposición muy especial. Sus obras, en su mayoría elaboradas con una mezcla de acrílicos, pasteles, acuarela y tinta, le abren puertas al espectador; puertas que en realidad están cerradas y tienen sobre el umbral enormes luces rojas intermitentes que advierten “¡Acceso prohibido!”. No vemos estas estrictas advertencias, pero las percibimos por todas partes en la medida que Álvaro nos hace testigos -al principio, contra nuestra voluntad, después cada vez más fascinados- de las escenas aparentemente congeladas en el tiempo en estos espacios. Poblados o no de personas, hay en ellos un silencio, una lejanía y un vacío que nos hacen sentir como en medio de un delirio. Como si las obras de Álvaro existieran por fuera de nuestras coordenadas de espacio y tiempo… pero igual las reconocemos, porque los espacios que Álvaro pinta existen en nuestro interior.

El artista nos transforma en voyeurs, por ejemplo cuando nos hace observar a mujeres que -desnudas, humilladas y desesperadas- igual conservan su dignidad. El espectador se siente un intruso, alguien que ha traspasado un límite para meterse a un espacio privado precario; y solo para enfrentarse ahí con su propia vulnerabilidad.

También pinta espacios vacíos con muebles pesados, alfombras, cortinas: escenarios que parecen repletos de quimeras. Pinta livings con pingüinos que simbolizan la hora del día y deja al descubierto que su “realismo” es trasfondo para una obra del teatro absurdo. En esos momentos también aparece un cierto sentido de humor, pero este nunca llega a oponerse al perfeccionismo del maestro.

Antes de dedicarse a la pintura Jorge Álvaro se distinguió como excelente, multipremiado grabador. Esa escuela se nota en cómo colorea sus pinturas, en los “ángulos rudos” en medio de la armoniosa construcción de sus cuadros. Y eso es precisamente lo que hace en gran parte a su fuerte expresividad. El secreto parece estar en la mezcla: tenemos aquí frente a nosotros un artista extraordinario con un lenguaje artístico único que no nos deja indiferentes.

La muestra, muy recomendable, se puede visitar hasta el 21 de octubre en la Galería “Colección Alvear de Zurbarán”, Av. Alvear 1658.

Publicado en “Argentinisches Tageblatt” el 7 de octubre de 1995.

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