Un genio resistiendo a la globalización (2001)

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Antonio Seguí – una historia exitosa

Por Susanne Franz


“La corbata”, 1992.

Su vida suena tan interesante como una historia del éxito en el globalizado siglo XXI. Es argentino, vive hace 38 años en París y no solo acá y allá es reconocido, sino que es valorado en el mundo entero, ya que siempre anda de viaje por el globo terráqueo. Detrás de esta descripción superficial, aparece el verdadero Antonio Seguí. Un poco pasado de moda, lo más avanzado que usa en tecnología es el fax. Pero añade que su propio teléfono-fax provoca risa en sus amigos, porque lo ven como una reliquia. Pero tampoco se le cruza por la mente luchar contra Internet.

Es bastante romántico. No le gusta París cuando sale el sol, prefiere los días grises y lluviosos en los que la ciudad reluce su belleza. Al mismo tiempo, admite que no disfruta tanto París. Cuando no viaja, pasa mucho tiempo encerrado en su atelier. ¿Si trabaja mucho? No le gusta mucho la palabra “trabajo”. Él “hace cosas”, dice con humildad. También está la pregunta por su secreto. Cómo es capaz, después de años de ausencia, de seguir capturando el alma argentina, y solo como él puede. A lo que responde con la evasiva: “Me sale”. ¿Cómo maneja el éxito? “Nunca busqué el éxito”, es la respuesta concisa.

Y así su entrevista con el Argentinisches Tageblatt motivada por las dos exposiciones que tienen lugar en Buenos Aires –la entrega de 330 grabados al Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA) y otra muestra también de grabados y pequeños objetos en la nueva Rubbers Art Gallery en el Ateneo Grand Splendid– vira hacia cómo percibe la Argentina cuando viaja por estas tierras.

Por supuesto, pasa por Córdoba, su lugar de origen, para “reposar”, como él dice, para ver a la familia y a los amigos. “En Córdoba la gente todavía puede reírse”, afirma, aunque seguramente a ellos no les va mejor que a los porteños. Dice que los porteños se quejan mucho. Observa con ironía los temas de la prensa chimentera y reconoce en las historias de Rodrigo o la hija de Andrea del Boca fascinantes aberraciones de la cultura trash.

Su estadía en Buenos Aires esta vez fue exigente, dos vernissage en dos días, cientos de personas que lo querían felicitar y saludar, el paseo por la Casa Rosada, donde lo recibió el Presidente. Y Seguí hizo caso a los amigos y no trajo reloj a la Argentina. Quizás, por eso, se muestra tranquilo, se sienta en un café a leer el diario con un vaso de agua y los cigarrillos que no piensa abandonar, como en los viejos buenos tiempos, cuando los hombres tenían tiempo.

Publicado en “Argentinisches Tageblatt” el 24 de marzo de 2001.

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