Entre dos mundos
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Lo sobrenatural y un amor desafortunado: “El dibuk” en el Teatro San Martín
Por Katharina Köhler
Desde el 27 de agosto se presenta en el Teatro San Martín “El dibuk (una historia entre dos mundos)”, obra clásica del teatro judío de Shlomoh An-Ski, en versión de Jacobo Kaufmann.
Apariciones fantasmales del “otro mundo” y un espíritu errante que se apodera del alma de una persona viviente son los ingredientes sobrenaturales de esta pieza. Detrás de ellos se esconde, sin embargo, una problemática que no podría ser más terrenal. La codicia de un padre y una promesa no cumplida desencadenan la tragedia. Como en Romeo y Julieta, son los intereses de los adultos los que llevan a los jóvenes al infortunio.
Un “dibuk” es el alma de un muerto que por diversas razones no puede dar el paso al más allá y se alberga en el cuerpo de una persona viva, que ya no parece la misma y por momentos habla con la voz del muerto. Si bien el “dibuk” no aparece en fuentes bíblicas ni en el Talmud, existen innumerables historias, algunas muy antiguas, sobre casos de poseídos y exorcismos. Los rabinos en general tienden a rechazar estas “supersticiones”. Los cabalistas, en cambio, que hacen una diferenciación entre un “dibuk” y la enfermedad mental, aceptan la teoría de la transmigración de las almas, “gilgul neshamot”, que ha ingresado al folklore de numerosas poblaciones judías del este de Europa.
En la antigua sinagoga del poblado de Brinitz en Wolhynien (Ucrania), Sender –comerciante próspero– emprende un viaje para negociar un matrimonio conveniente para su hija Leah. Janán, el estudiante más talentoso de la Yeshivá (escuela talmúdica) de Brinitz, está enamorado de Leah. Carece de recursos económicos para pedir su mano. Usa las peligrosas prácticas de los cabalistas en su intento de obtener lo necesario para persuadir al padre de su amada. Sender regresa de su viaje y anuncia que ha encontrado al candidato adecuado y que el matrimonio ya está arreglado. Al escuchar la noticia, Janán, debilitado por un ayuno prolongado y con el corazón destrozado, cae muerto y queda atrapado entre dos mundos. El día de la boda, Leah rechaza al novio y es poseída por un “dibuk”, el espíritu de Janán. Con la ayuda de un rabino, Sender no tarda en descubrir que la causa de la posesión es la ruptura de la promesa hecha a un viejo amigo, el padre de Janán. Se lleva a cabo un exorcismo, pero los acontecimientos toman un rumbo inesperado.
Bajo la dirección de Jacobo Kaufmann –argentino radicado desde hace muchos años en Israel– el elenco de 26 integrantes realiza una labor ajustada, desde cada habitante individual de la aldea hasta las hermanas de la intérprete principal y el viejo rabino. En este pool de talento se destacan los protagonistas de la historia de amor Victoria Almeida (Leah) y Mariano Mazzei (Janán) con sus extraordinarias interpretaciones de las escenas de “locura”.
“El dibuk” es la pieza más difundida del teatro judío. La historia está basada en las observaciones realizadas por el autor Shlomoh An-Ski durante una exhaustiva expedición etnográfica que emprendió en 1910 por las aldeas judías de Europa. Allí reunió un enorme acervo de costumbres, leyendas, tradiciones y rituales. El autor bielorruso murió en 1920, un mes antes del estreno de la obra en yidddish en Varsovia. En Argentina, “El dibuk” se presentó en yiddish en los años treinta en el teatro Mitre de Buenos Aires. El título original “Der Dibbuk” fue traducido como “La posesa”. La puesta de David Hermann contaba con 26 intérpretes.
El núcleo filosófico de la obra, que recorre la escena mundial con éxito sostenido en diversas versiones, traducciones y adaptaciones, está relacionado con la importancia fundamental de los recuerdos de todo lo que hemos amado. Porque se trata sobre todo de la historia de un amor que se niega a morir.
Las funciones (alrededor de dos horas y media) son de miércoles a sábados a las 20 y los domingos a las 19 en la sala Casacuberta del Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530). Precio de las localidades: $ 45, los miércoles, $ 25.
Foto:
Durante el exorcismo, Janán (Mariano Mazzei) se resiste a abandonar el cuerpo de Leah (Victoria Almeida).