“Una película humana en envase de comedia”
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Ralf Hüttner habla sobre su roadmovie “Vincent quiere a mar”
Por Flora Roenneberg
En realidad, el director alemán Ralf Hüttner quería ser escultor, pero después se le cruzaron en el medio un topo, un conejo y una cita con el peluquero. Mientras Hüttner trabajaba como actor durante su formación de escultor en Munich, un día se cortó el pelo en su vivienda y todo cambió. Allí se encontró con un egresado de la escuela de cine al que pudo convencer con su idea de hacer un libro infantil sobre la amistad entre un topo y un conejo. Con dibujos coloridos y fe en su libro ilustrado, Hüttner vendió su primera idea. Y ahora el exitoso director trae su nuevo film “Vincent quiere a mar” a la décima edición del Festival de Cine Alemán.
FR: ¿Qué significa para Usted participar de este Festival?
Hüttner: Me alegra que el film tenga reconocimiento internacional y que sea bien recibido en el extranjero. Es difícil que despierten interés en el exterior películas alemanas que no hablen del nazismo o la RDA. En este film, se tocan temas internacionales, como los outsiders, las enfermedades y los problemas personales. En fin, temas que todos conocemos.
FR: Usted es considerado especialmente por ser un director variado, conocido por sus policiales satíricos, las comedias románticas y algunos thrillers –y ahora “Vincent quiere a mar”–. ¿Qué lo llevó a rodar esta película?
Hüttner: Es cierto que soy variado, aunque para mí tiene que ver más con lo humano, aparezca esto en un thriller o en “Vincent quiere a mar”. En este punto, la película no es una escapada, sino más bien un film muy humano envasado en una comedia. Muestra la hermandad y la evolución de tres outsiders con ciertos problemas de salud. Ellos no se recuperan en mi film, pero aprenden a sobrellevar sus enfermedades de otra manera. Esto lo que me inspiró para filmar el largometraje. Quería mostrar precisamente la pequeña evolución de los personajes, porque creo que todos se sienten inválidos en algún punto y cargan con sus problemas. Por eso, esta película representa para mí la forma en que se tratan los personajes. Por consiguiente, todas las situaciones son reconocibles y, al mismo tiempo, se dirigen a sus prójimos. La evolución de las relaciones y las reflexiones personales me conmueven y eso me parece interesante para representar en el cine.
FR: En español, el título admite una ambigüedad “Vincent quiere a mar”. ¿Se corresponde con el film?
Hüttner: Sí, claro, por supuesto. El título en español es mucho más lindo que en alemán. La ambigüedad del título en alemán (“Vincent will Meer”) en verdad apunta a que “Meer” (mar) se asimile con “mehr” (más). Sería, entonces, “Vincent quiere más” y ese vacío podríamos llenarlo con “Vincent quiere más amor”.
FR: El propio Florian David Fitz, quien hace de Vincent en la película, redactó el guión. ¿Qué nos puede decir sobre el trasfondo del libro?
Hüttner: Florian tuvo en New York un profesor de actuación que había sufrido Tourette. Por ende, conoce el tema bien de cerca. Tuvimos la suerte de contar con un actor que se expuso mucho tiempo y de manera muy intensiva con el personaje, y pudo lograr una personificación muy convincente.
FR: El film toca temas difíciles como Tourette, anorexia, neurosis. ¿Qué le generan estos temas y por qué es para Usted importante mostrarlos de una manera tan cómica?
Hüttner: Me parece importante poder abordar esos temas de una forma más ligera. Si hubiese querido hacer la película más densa –y la mayoría de los filmes alemanes ya son densos o los hacen densos–, no tendría que haber trabajado con actores. Habría que ser más honesto y tratar el tema como si fuese un documental. Pero no queríamos eso, porque creo que eso no llama tanto al público. Esto es una película de cine, tiene que dar dinero, tiene que entretener. En Alemania, siempre se diferencia entre cine de entretenimiento y cine arte, pero pienso que también se pueden tratar temas pesados de forma ligera. La comedia y la tragedia, al fin y al cabo, están muy cerca una de la otra.
FR: ¿Cómo se preparó para realizar la película?
Hüttner: Tomando muy en serio todas las enfermedades. El trabajo principal era, precisamente, entender en su complejidad las enfermedades para luego tratarlas con algo de humor. Investigamos mucho tiempo cada patología en particular y modificamos mucho el guión. Por ejemplo, en el guión original el obsesivo-compulsivo era obligado a viajar contra su voluntad. Los psicólogos enfatizaban que ningún neurótico abandona voluntariamente el lugar que conoce. Por eso, se tuvo que encontrar una solución que lleve al neurótico a viajar sin generar una falsa construcción de la enfermedad. Pues para ser verdaderamente gracioso, los personajes deben ser reales. Creo que el público siente que la gente es de verdad y que las situaciones son graves.
FR: ¿Qué escenas lo conmovieron más?
Hüttner: Hay una imagen realmente optimista cuando los tres enfermos llegan a una vieja represa. Arriba de ella, se ven las montañas y el sol aparece entre las nubes. Me pareció muy fuerte como imagen. En cuanto al contenido, me impresionó mucho como gesto la escena en que Vincent toma la mano del neurótico. Florian también logró muchos lindos big points que demuestran su gran interpretación. La película salta de lo gracioso a lo profundo.
FR: ¿Cómo describiría el rodaje?
Hüttner: Ante una roadmovie siempre se piensa que uno la pasa bien –viajar a cualquier lado y todo es fácil–. Pero no es tan así. Nosotros necesitamos siempre el mismo clima, no siempre tuvimos a los actores ahí y muchas veces tuvimos que hacer algún que otro truco. Si toca mal tiempo, hay mal tiempo, y no se puede rearmar todo de nuevo. Cuando estás en medio de las montañas, ¡estás en medio de las montañas!
FR: ¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
Hüttner: Realmente, lo más lindo es cuando uno ha terminado el film y puede vivenciar la reacción del público en la sala. Es una sensación increíble. Aparte de eso, hay otros aspectos fascinantes en este trabajo. Para mí, creo, son las historias y las personas. Yo quiero contar historias, mostrar imágenes y emociones que atraviesan a todos los hombres. Eso es lo que más me motiva y, por eso, dirijo.