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El fotógrafo norteamericano Steve McCurry expone en el Centro Cultural Borges

Por Valerie Thurner

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Se repone en el Centro Cultural Borges la exposición individual de uno de los mejores foto-periodistas contemporáneos. La muestra, patrocinada por la Embajada de los Estados Unidos de Norteamérica, presenta una selección de 150 obras del fotógrafo norteamericano Steve McCurry del período desde 1980 hasta el presente.

Hasta el momento, McCurry ha realizado más de 75 viajes a la India, Nepal, el Tibet, Afganistán, Camboya, Filipinas o Sri Lanka, donde, comprometido con la tradición documental, busca incansablemente impresiones imborrables de culturas y escenarios de gran interés. Con tanta destreza logra captar fotográficamente momentos efímeros e impresiones pasajeras de las realidades, que fue distinguido en numerosas ocasiones, entre otros, con el premio Robert Capa (1986) por sus fotografías de un Afganistán destrozado por la guerra a principios de los 80. Sus fotografías son testigos de escenas cotidianas, tomas en las calles o retratos de gente en momentos de absorta alegría o de desesperación en escenarios de guerra en todo el mundo. También sus expresivos retratos tienen una atracción magnética.

Textos asociativos que acompañan completan las fotografías de gran formato de intenso colorido y de sutileza compositora. Son retratos de un viajante, de un paseante ocioso. La curadora Virginia Fabri se refiere a esta figura literaria del “flaneur”, que había sido introducida por Walter Benjamin o Charles Baudelaire en el París finisecular (siglo 19/20). Al igual que este paseante intelectual de la gran ciudad, que elabora sus conocimientos mediante observaciones cotidianas, el fotógrafo McCurry viaja alrededor del globo. Gracias a su extraordinaria mirada que logra captar la intensidad y la dramaturgia narrativa y visual de un escenario que se desarrolla ante sus ojos, y del ocio que permite encontrar el momento preciso, siempre vuelve a lograr fotografías impresionantes, que, en la era del “fotoshop”, casi hacen dudar de su “autenticidad”. Este momento perfecto puede tener diferentes significados: puede ser la mejor situación de luz o el momento justo de un movimiento, una combinación de todos estos factores, que se presentan casualmente, como la de los pescadores en Sri Lanka. Tareas cotidianas profanas alcanzan una magnitud impagable a través de la mirada del fotógrafo.

Caras

Por lo general no son ojos felices los que captan el interés del artista en sus viajes. El minero afgano, de cuya cara arrugada y cubierta por hollín los ojos miran a la cámara con total seriedad, o la fisonomía porfiada de un niño pequeño, en todos los casos la gente mira al espectador con gran naturalidad, sin posar.

mccurry22.jpgLa estrella de la exposición es el retrato de la niña afgana Sharbat Gula, que fue tomada en el campamento de refugiados Nasir Bagh en Pakistán en 1984. Se trata de un retrato verdaderamente perfecto en su colorido y expresión. La mirada penetrante y perturbada de esta niña fue en Junio de 1985 portada del National Geographic y representa un ícono del foto-periodismo contemporáneo. Este retrato tiene, asimismo, una historia posterior. McCurry había buscado durante 17 años a esta señorita desconocida, había regresado a la frontera entre Afganistán y Pakistán en compañía del periodista pakistaní Rahimullah y buscaba a la mujer. Sin embargo, todas las pistas se perdieron en rumores e informaciones erróneas, de manera que recién con la ayuda del FBI 17 años después se pudo identificar el rostro desconocido como Sharbat Gula.

La calidad del fotógrafo es su sensibilidad por la distancia correcta, que permite a las personas conservar su dignidad tanto en situaciones de alegría como de desesperación. La fotografía muy chocante de un niño sucio, que llora y que sostiene una pistola en su sien, es la única toma en un país latinoamericano. Resulta superfluo saber si se trata de un arma de fuego portátil verdadera o de un juguete. Lo que escandaliza es el gesto más allá de la inocencia infantil. Y el título, así como otro componente, transforma esta fotografía en una acusación silenciosa a los Estados Unidos de Norteamérica. En la remera del niño hispano pueden reconocerse aún los restos del estampado del hombre araña. La fotografía se denomina Latinoamérica.

Sin embargo, McCurry no busca solamente tragedias. Así, por ejemplo, resulta igual de impactante el retrato de un indio anciano, que por motivos desconocidos se abre paso en el agua que le llega hasta el mentón, y lleva consigo, satisfecho, una máquina de coser en desuso, cubierta de algas. Comparable a un cirujano, que lucha por la supervivencia de sus pacientes, es tarea del foto-periodista garantizar la supervivencia de aquellos momentos inolvidables para la posteridad.

La exposición “Culturas – Steve McCurry” se presentará solamente hasta el 17de Octubre de 2010 en el Centro Cultural Borges, Viamonte/San Martín. Tel.: 4311-4865/5555-5359, de lunes a sábados de 10 a 21, y los domingos de 12 a 21 horas.

Fotos de arriba hacia abajo:

Pescadores, Weligama, Costa sur de Sri Lanka, 1995.

La niña afgana, Campamento de refugiados Nasir Bagh, 1984.

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