“Nuestra esencia es hacer accesorios que toman protagonismo”
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Los Vados del Isen es una de las marcas de bijouterie más originales del país
Por Paula Bonnet
En 2001 Federico Estrella trabajaba en una empresa como diseñador gráfico. Una época difícil en Argentina: antes de fin de año se quedó sin empleo. Lo que para muchos fue una desgracia, a él le trajo suerte. Un regalo de una tía y mucha imaginación resultaron en Los Vados del Isen, una de las marcas de bijouterie más originales del país. Al proyecto se sumó su esposa Vero y más tarde Víctor Esnaola, su cuñado. Hoy cuentan con un local en Barrio Norte (Aráoz 2918), venden en el exterior y colaboran con prestigiosas empresas de moda.
¿Cómo comenzaron a trabajar juntos?
Víctor (V): Fede y Vero empezaron a vender en ferias de diseño que se hacían los fines de semana. En ese momento se habían puesto de moda. Después decidieron abrir un local en Las Cañitas. Ahí me llamaron porque yo sabía de qué se trataba, sabía hacer cosas. Desde ahí trabajamos juntos. Antes de eso yo ayudaba a vender en bares y restoranes.
Dejamos de ir a las ferias cuando abrió el negocio. Focalizamos en llenarlo de accesorios y fomentar la clientela. En el 2004 nos mudamos a la calle Aráoz. Ahí se amplió la marca: empezamos a salir en un montón en revistas y con el boca a boca empezamos a crecer.
Nos centramos en hacer bijou para la noche y a diferenciar campañas de otoño/invierno y primavera/verano. Nos convertimos en una marca más comercial y a diseñar para otros. Fuimos creciendo hasta hoy, que es como mejor estamos.
¿Cómo fue empezar un proyecto nuevo en la difícil situación del 2001?
Federico (F): Me ayudó mucho mi tía porque yo no sabía de qué se trataba la bijouterie. Cuando cerró el estudio en el que trabajaba, algunos empezaron a hacer ropa. En diseño gráfico echaban gente en vez de tomarla entonces lo que me quedaba era hacer algo por mi cuenta. Justo surgió el regalo de mi tía: tenía muchas piedras que eran lindas y antiguas. Era sólo enhebrar, nada más, pero el collar estaba bueno porque no era una mostacillita cualquiera. Eran cosas copadas que le gustaban a la gente. Entonces empecé a ir al Once, que no tenía ni idea de qué se trataba.
¿Cómo aprendieron a hacer más accesorios?
V: No tenemos formación profesional de bijouterie, pero ponemos nuestra firma. La gente se da cuenta cuando ve un collar o un aro nuestro porque tiene el estilo propio.
¿Cuál es la esencia de la marca?
V: Hacer accesorios que tomen protagonismo. No acompañan un vestido. Son recargadas, no es simplemente una cadenita con un dije. Por eso también vienen muchas clientas, se llevan un collar y se arman el resto de su outfit en base a eso, no al revés. Salimos de esa costumbre de complementar el atuendo con un arito.
¿Cómo les nació el ojo para el diseño?
V: Pasamos mucho tiempo en nuestro taller haciendo cosas. Al estar ahí se nos abre la cabeza. Yo digo que es un veinte por ciento transpiración y un ochenta por ciento inspiración. De tanto estar en el local surgen cosas copadas. Si no trabajáramos tanto tiempo en la mesa con las pinzas quizás no saldría.
Entonces es todo a pulmón…
F: Sí, es de familia. Empezamos con esto y así fue, no es que estudiamos.
V: Hacemos todo nosotros dos. No es una mega empresa. Tratamos de tener sólo este local y unificar todo acá.
¿Ahora cómo conceptualizan cada colección? ¿Qué trabajo previo hacen?
V: Como la mayoría de los diseñadores: miramos las tendencias y lo que está por venir y tratamos de proyectar eso a cuatro o cinco meses para adelantarnos a la temporada siguiente. Pueden ser animales, determinada figura geométrica o colores particulares… Nosotros usamos el turquesa y el fucsia que son atemporales y propios de nuestra marca. A eso le agregamos algo de invierno o verano.
Los Vados del Isen es un lugar del universo del Señor de los Anillos. ¿Cómo eligieron ese nombre?
F: Vero estaba leyendo el libro y yo estaba en la computadora viendo cómo crear la marca, qué ponerle a los collares. Ella me dijo el nombre y así quedó. Al principio costó porque no es muy comercial. Era re difícil, nos decían cualquier cosa, como “las hadas del cine”… Pero ya está. Ahora nos conocen también como Los Vados, más corto.
¿Cómo es su trabajo con otras empresas?
V: Hacemos desarrollo de producto en base a las necesidades de clientes de otras marcas. Elaboramos y confeccionamos según las campañas.
¿Cómo es la relación con el diseñador Benito Fernández?
V: Con él tenemos libertad: vemos qué tipo de vestidos va a hacer para la temporada y en base a eso podemos diseñar y mostrarle directamente la pieza terminada que hacemos. Por lo general tiene que ver la onda que tiene él con nuestro estilo y la esencia de nuestra marca, así que no hay tanto choque.
¿Con quién están trabajando en este momento?
V: Para esta temporada de verano del 2014 estamos viendo de hacer cosas con Rapsodia, está todo bastante fresco. Trabajamos para Tucci y para Ginebra, una marca nueva con la que trabajamos la temporada anterior y nos complementamos bastante bien. Tal vez se suma otro cliente.
F: Benito quizás, casi siempre lo ayudamos en los veranos. A él y a nosotros nos cuesta más el invierno. Hacemos collares grandotes… Esa parte nosotros no la tenemos. No es lo nuestro.
¿Ustedes se encargan de la parte comercial?
V: Sí, la empresa consiste en nosotros dos que somos los que hacemos las cosas y tomamos las decisiones. Después está mi hermana Vero y mi novia que nos ayudan en la parte de por mayor, de prensa, de enviar placas a programas, préstamos a figuras. De eso tratamos de desligarnos y enfocarnos en el producto en sí.
¿Cómo deciden qué publicar en su blog?
V: De eso se ocupa Vero que hace las fotos de nuestra amiga Tefi para subirlas. Ella se fija en las tendencias que se vienen en Europa y también se ocupa de Facebook y Twitter. Por ahí nos pide alguna cosa para hacer cierta foto y la sube. Está bueno el ida y vuelta que trae.
El local está en una zona distinta, no es Palermo. ¿Cómo fue la idea de instalarse en Barrio Norte?
F: Al ser una marca de tipo exclusiva se limita dónde poner el local. Nunca estuvimos en lugares comerciales, no somos tan masivos como para que entren mil personas por día. La idea es que vengan clientas que conocen Los Vados y también vecinas.
Antes esto era una peluquería, pasamos y vimos un cartelito chiquitito que decía “Se alquila”. Me gustó porque está de pasada: uno va por la calle Aráoz para llegar a Salguero. Está cerca de Cabello pero no está metido ahí, donde en 2004 el precio del alquiler estaba carísimo en comparación al de acá.
V: En ese momento además nos hicimos más conocidos en las revistas y empezó a venir un montón de gente. Nos preguntamos si nos teníamos que mudar pero las clientas nos decían que acá están más tranquilas. También tienen la ventaja de encontrarse con nosotros y diseñar algo exclusivo. Apuntamos para ese lado en vez de intentar hacer mucho stock de cosas. Tener un ida y vuelta con el cliente está bueno y a las personas les gusta que les hagamos algo especial, más allá de que tenemos el local lleno de cosas.
¿Las clientas vienen directamente a buscar lo que ustedes ofrecen?
V: Sí, casi el cien por ciento. Nadie viene, pasa, mira, da una vuelta y se va, como pasa en otros lugares. La mayoría de la gente viene porque necesita algo puntual para una fiesta en el fin de semana.
¿Por qué se hizo conocida la marca en 2004? ¿Qué cambió en ese año?
V: Quizás tuvimos la suerte de que varios productores de moda vengan al local y conocieran la marca por el boca a boca. Se llevaron varias cosas para que la gente del mundo de la moda la conozca y por ese ámbito repercutió bastante. En ese momento también crecieron las ventas al interior.
¿Por qué no muestran sus cosas en la Buenos Aires Fashion Week o en la Feria PuroDiseño?
V: No surgió el planteo de estar en ese tipo de eventos. Quizás más adelante se pueda hacer. No tenemos tanto tiempo para dedicarle porque se necesita armar una estructura bastante grande. En el transcurso de los días preferimos pasar el rato con cosas que surgen en el momento. Queremos entrar con buena presencia, no solamente para que esté la marca y nada más.
¿Dónde venden en el exterior?
F: En Anthropology y en Chile, Perú y Paraguay.
V: Siempre bajo la modalidad de clientes que viven allá o tienen un ida y vuelta con esos países. Tenemos nuestra marca en esos lugares pero no somos los responsables sino que son de los clientes que nosotros conocemos.
¿Están haciendo lámparas también?
F: Sí, las hago yo con una mamá del jardín de mi hijo que es artista plástica. Hice para mi casa y surgió algo. No me dedico a eso pero ella está haciendo remodelaciones de casas y si puede pone algo nuestro. Ella las pinta y yo le doy una veta que tenga que ver con Los Vados. No diseño la lámpara pero le doy una impronta de lo que me gusta a mí.
¿Y ropa?
F: En un momento hicimos sweaters con Vero. Conocimos a una señora que tejía y tenía una fábrica. Nos gustó y nos pusimos a diseñar. Siempre teniendo en cuenta que cuando alguien se compre un sweater se dé cuenta de que es de Los Vados porque tiene un pájaro o unos botones que son parecidos a unos aros. No son comunes, la marca no da para que colguemos cualquier cosa. Está todo diseñado y pensado. Pero el año pasado no tuve tiempo para dedicarme a eso y ahora lo que queda es lo que hay, no hay una colección. Estaba bueno y sumaba pero es todo un tema.
10/8/14 a las 10/08/2014
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