Las 12 sibilas de San Telmo
Klicken Sie hier, um die deutsche Version zu lesen.
Las 12 sibilas de San Telmo no encuentran un lugar de exhibición
Por Maria Buck
Las sibilas de San Telmo, una singular serie de pinturas del siglo XVIII, constituyen uno de los tesoros artísticos más impresionantes y significativos de la pintura del período colonial latinoamericano. En la serie se encuentran retratadas las doce sibilas que predicen la vida de Jesucristo. Cabría suponer que estas doce pinturas se encuentran expuestas en alguno de los numerosos y bellos museos de Buenos Aires, perfectamente iluminadas y accesibles para el público en general. Todo lo contrario. Los cuadros se encuentran en la sacristía de la iglesia “San Pedro Giménez Telmo” en el barrio de San Telmo, donde prácticamente no se las puede visitar, en un espacio absolutamente indigno de ellas, porque la sacristía está en un estado deplorable y requiere una urgente restauración: paredes húmedas, revoque descascarado, olor a moho y un ambiente oscuro con una sola estridente lámpara central – evidentemente, allí no se cuenta con las condiciones adecuadas para conservar pinturas antiguas.
Gracias a la iniciativa de un amigo del arte, el alemán Gerhard Krummacher, quien vive hace algunos años en Buenos Aires, y del “Club Europeo”, en una primera etapa se trató la humedad de los muros de la sacristía. No obstante, aún falta realizar otros trabajos: es necesario volver a revocar y pintar las paredes, mejorar la iluminación e instalar un sistema de seguridad para proteger estas valiosas pinturas. “Somos responsables de la herencia cultural y artística que nos legaron nuestros antepasados”. Con estas palabras, el señor Krummacher explica el por qué de su compromiso activo con este proyecto. Continúa diciendo que “actualmente, no hay interés político por invertir en el arte y en la cultura. Por eso, hay que poner una parte del propio bolsillo”.
Pero ¿por qué estas pinturas son tan particulares como para merecer tanta atención? Pues bien, las sibilas, las “profetisas divinas”, son figuras singulares de muy larga tradición. Originariamente, provienen de la mitología griega y eran veneradas como profetisas, quienes – a diferencia de los oráculos – les predecían el futuro a los hombres en forma espontánea. En la historia de Roma hay una sibila que adquiere especial importancia: la sibila de Cumae, que guiaba a Eneas en su descenso al infierno, como lo describió Virgilio en la Eneida. La tradición cristiana ve en las sibilas una prueba de la esperanza permanente de redención de la humanidad y la personificación de la sabiduría matriarcal.
Existen representaciones artísticas de las sibilas desde el siglo XII; en la mayoría de los casos, se las retrata junto a los profetas bíblicos. En la Capilla Sixtina de la Basílica de San Pedro en Roma, por ejemplo, hay cinco sibilas de Miguel Ángel. En América Latina aparecen por primera vez en 1595, en la ciudad de México, donde Alonso de Villasana las pintó en el “Santuario de la Virgen de los Remedios”.
Las sibilas de San Telmo están retratadas individualmente y lucen espléndidos vestidos. Cada una de ellas predice un episodio de la vida de Jesucristo. Las profecías están inscriptas en medallones ovalados, enmarcados por guirnaldas de flores. Así anuncian la venida del Redentor. La sibila Pérsica, por ejemplo, predice el bautismo de Jesús. “Lo bautizarán en el Río Jordán”, se lee en la inscripción de la pintura que la representa, y en el medallón se ve a Jesús parado en el río, mientras es bautizado por Juan.
Pero la singularidad de las sibilas de San Telmo reside en que se trata de la única serie de pinturas en todo el mundo que retrata a las doce sibilas. En todos los demás casos, la serie está incompleta. Aún no se sabe con precisión cuál es el origen de estas sibilas. Es prácticamente seguro que la serie no se realizó en la Argentina, sino que fue trasladada al país con posterioridad. Tampoco las investigaciones que se llevaron a cabo hace cinco años durante el exhaustivo trabajo de restauración a cargo de la “Universidad Nacional de San Martín” arrojaron luz sobre su origen. Aún siguen en pie dos hipótesis diferentes: la procedencia de las pinturas podría ser española o podrían haber sido traídas de la región de los Andes; se considera más probable esta última hipótesis.
|
Lo que no admite duda, sin embargo, es que estas obras de arte deben tratarse con la dignidad que merecen. Cuando concluyeron las tareas de restauración, la serie fue exhibida durante un breve período en el “Museo Nacional de Arte Decorativo” de Buenos Aires pero, una vez finalizada la exposición, fue devuelta a la sacristía. Junto con el Padre Ernesto, cura párroco de la parroquia de San Telmo, Gerhard Krummacher seguirá apoyando este proyecto en el futuro porque le interesa especialmente la preservación del patrimonio cultural y tiene la certeza de que se trata de un deber que deben asumir todos aquellos que tengan la posibilidad y los recursos para hacerlo.
Traducción: Susana Mayer
11/8/10 a las 11/08/2010
Este articulo me ha ayudado mucho para informar probables esponsores preguntando por ayuda.
Algunos trabajos mas pudieren ser efectuados con el eyudo del Club Europeo de Beunso Aires – Gracias !