Interaktiver Mais

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“El choclo interactivo” – eine Intervention von Martín Bonadeo an der “Galería del Poste” des Centro Cultural Rojas

Von Susanne Franz


Tauben in “Interaktion” mit dem Werk Martín Bonadeos.

“Nach welchen ästhetischen Kriterien geht eine Taube, die auf dem Sims eines neoklassizistischen Hauses nistet, vor, wenn sie ihre Nahrungsmittel auswählt?” Diese Frage hat der argentinische Künstler Martín Bonadeo zum Ausgangspunkt seiner Intervention “El choclo interactivo” (Interaktiver Mais) gemacht, die seit dem 2. Dezember in der “Galería del Poste” des Centro Cultural Rojas zu sehen ist (noch bis zum 23. Dezember).

Die “Galería del Poste” ist ein Laternenpfahl draußen auf der Straße vor dem Kulturzentrum Ricardo Rojas auf der Avenida Corrientes 2038. Die Idee, an diesem ungewöhnlichen Ort Kunstaktionen durchzuführen, stammt von der Künstlerin Lucrecia Urbano, die auch die mitwirkenden Künstlerkollegen einlädt, Interventionen des Laternenpfahls vorzunehmen (vor Martín Bonadeo waren es bisher Mauro Giaconi, Mariela Yeregui, Uschi Gröppel und Lorraine Green). Das Projekt führt Lucrecia Urbano in Zusammenarbeit mit der Kuratorin des Centro Cultural Rojas, Eva Grinstein, durch, und mit der offiziellen Erlaubnis des für die Beleuchtung zuständigen städtischen Generalsekretariats (“Dirección General de Alumbrado Público del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”). Warum diese originelle Idee entstanden ist (für die Urbano Anregung bei einer ähnlichen Aktion in Rio de Janeiro fand)? Weil ihr und Grinstein die Umbauarbeiten der Galerie im Inneren des Kulturzentrums Rojas zu lange dauerten und sie etwas in Bewegung bringen wollten.

Bewegung ist in den letzten Wochen vor allem in die Tauben-Bevölkerung des Stadtteils gekommen. Martín Bonadeo ist schon vor Beginn seiner Intervention einige Tage lang immer zur gleichen Zeit mit Mais zum Centro Cultural Rojas gefahren, um die Tauben durch regelmäßiges Futter-Angebot auf das Kommende vorzubereiten. Erst zögerten diese etwas, da ein Herr an der anderen Straßenecke schon seit viel längerem eine zuverlässige Futterquelle bot, aber dann kamen sie doch.

Bonadeo verkleidete dann den Laternenpfahl, bzw. die “Galería del Poste”, vom Boden bis in eine Höhe von etwa zwei Metern mit Maiskolben verschiedener Arten und Qualitäten. Bislang konnte er einige interessante Beobachtungen machen: Die Tauben ziehen perfekte (also genetisch manipulierte) Maiskolben denjenigen vor, die kleine Unebenheiten oder Unsauberkeiten aufweisen, ebenso wie die Menschen, die oft in der Nacht kommen und Maiskolben vom Laternenpfahl stehlen (so dass das Mais-Angebot ab und zu erneuert werden muss). Außerdem picken sie nicht etwa hier und da, sondern fressen den Kolben fein säuberlich ab, den sie begonnen haben.

Bleibt die Frage, ob die fliegende Bevölkerung nach Ende der Intervention weitere Laternenpfähle in ihrer Umgebung nach einem eventuellen maisfarbenen Pixelfeld absuchen wird. Über die ästhetischen Kriterien der Tauben konnten bislang nämlich noch keine nennenswerten wissenschaftlichen Erkenntnisse gewonnen werden.

(Martín Bonadeo, “El choclo interactivo”. “Galería del Poste” des Centro Cultural Rojas, Av. Corrientes 2038. Bis Freitag, 23. Dezember.)

“El choclo interactivo”

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“El choclo interactivo” – una intervención de Martín Bonadeo en la “Galería del Poste” del Centro Cultural Rojas

Por Susanne Franz


Palomas “interactuando” con la obra de Martín Bonadeo.

“¿Qué criterios estéticos utiliza una paloma que anida en la cornisa de un edificio neoclásico a la hora de alimentarse?” Esa pregunta fue el punto de partida de la intervención “El choclo interactivo” del artista argentino Martín Bonadeo, que se puede ver desde el 2 de diciembre (y hasta el 23) en la “Galería del Poste” del Centro Cultural Rojas.

La “Galería del Poste” es un poste de luz común y corriente en la vereda del Centro Cultural Ricardo Rojas, Avenida Corrientes 2038, Buenos Aires. Fue la artista Lucrecia Urbano quien tuvo la idea de organizar eventos artísticos en ese lugar poco usual, y es ella la que invita a otros artistas a participar e intervenir el espacio (antes de Martín Bonadeo fueron Mauro Giaconi, Mariela Yeregui, Uschi Gröppel y Lorraine Green los que hicieron acciones alrededor del “Poste”). Urbano lleva a cabo el proyecto junto con Eva Grinstein, la curadora del Espacio de Arte del Centro Cultural Rojas. Cuentan con un permiso oficial de la “Dirección General de Alumbrado Público del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”. La idea original —estimulada por una acción parecida que vio Lucrecia Urbano en Rio de Janeiro— cobró vida porque se hicieron muy largas las refacciones de la Galería de Arte en el interior del Rojas, y Grinstein y Urbano quisieron poner algo en movimiento.

Hay bastante movimiento últimamente en la población de palomas de la zona. Ya antes de empezar con su intervención, Martín Bonadeo fue al lugar durante algunos días, siempre a la misma hora, para ofrecer maíz a las palomas. Para acostumbrarlas a lo que vendría. Primero titubeaban un poco, porque un señor de la otra esquina ofrecía desde hacía un tiempo una fuente de alimento confiable. Pero terminaron viniendo.

Después, Bonadeo “vistió” el poste de luz, perdón, la “Galería del Poste”, desde el piso hasta una altura de más o menos dos metros con choclos de diversas calidades y variedades.

Pudo hacer algunas observaciones interesantes: las palomas prefieren los choclos perfectos y simétricos (los transgénicos) a los autóctonos que tienen pequeñas irregularidades, como las personas que muchas veces vienen de noche a robar choclos (por eso, hay que reponer la oferta de choclos de vez en cuando). Además, las palomas no suelen picotear varios choclos a la vez, sino que comen muy prolijamente el choclo con el que empezaron.

Queda la pregunta de si la población voladora —después de que termine la intervención— va a seguir chequeando los postes de luz en su vecindario por una posible grilla de píxeles color maíz. Es que, sobre los criterios estéticos que administran las palomas a la hora de comer, no se pudo todavía obtener conocimientos científicos confiables.

(Martín Bonadeo, “El choclo interactivo”. “Galería del Poste” del Centro Cultural Rojas, Av. Corrientes 2038. Hasta el viernes 23 de diciembre.)

El artículo fue publicado también en TamTam.

„Wann beginnen wir, uns Argentinier zu nennen?“

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Martín Bonadeos Installation „Inmigrante/Argentino“ bei „Estudio Abierto 2005 – Puerto“

Von Susanne Franz

Eine kleine gepflasterte Straße befindet sich zwischen der Anlegestelle der Schiffe, mit denen die Einwanderer einst nach Buenos Aires gelangten, und dem „Hotel de Inmigrantes“, ihrer ersten Unterkunft, bevor sie ihr neues Leben im neuen Land begannen. Noch befanden sie sich an der Schwelle, hatten die neue Heimat noch nicht richtig betreten. Von dem Moment des Übertretens dieser Schwelle würde nichts mehr so sein wie zuvor. Langsam, schmerzlich würde der Prozess der Anpassung beginnen, vielleicht schon mit dem neuen Namen, den die Einwanderungsbehörden den Ankömmlingen verpassten, weil der eigene unmöglich auszusprechen war. Ein neuer Name, ein neues Land, eine neue Sprache, eine fremde Kultur. Ein Neuanfang, in vielen Fällen nicht gewollt. Eine neue Sonne.

An einem Ende der kleinen Straße steht sich ein kleines weißes Podest. Auf dieses hat der argentinische Künstler Martín Bonadeo einen Glaskasten montiert, in dem er ein transparentes Band ausstellt, ein unendliches Band, das sich in einer Moebius-Schleife dreht, umkehrt, wendet und wieder zu seinem ursprünglichen Zustand zurückkehrt. Auf der einen Seite dieser unmöglich scheinenden Verrenkung steht in schwarzer Schrift das Wort „Argentino“ (Argentinier), auf der anderen Seite „Inmigrante“ (Einwanderer). Diese hintergründige Installation erscheint nur auf den ersten Blick statisch. Sie ist in sich unbeweglich, nimmt aber während des Tagesverlaufs andere Formen an. Mit dem Lauf der fremden Sonne.

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“¿Cuándo empezamos a llamarnos argentinos?”

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La instalación “Inmigrante/Argentino” de Martín Bonadeo en el marco de “Estudio Abierto 2005 – Puerto”

Por Susanne Franz

Hay una pequeña calle de adoquines entre el Apostadero Naval, donde llegaron los barcos con inmigrantes a Buenos Aires, y el ‘Hotel de Inmigrantes’, su primer alojamiento antes de empezar la nueva vida en el nuevo país. Los que pasaron por allí todavía se encontraban como en un umbral, todavía no habían pisado de verdad su nueva patria. En el instante de pasar por ese umbral, ya nada sería como antes. A partir de ese momento, empezaría el lento y doloroso proceso de adaptación, quizás ya con el nuevo nombre que algún oficial de inmigración daría a los recién llegados, porque el propio nombre sería imposible de pronunciar. Un nuevo nombre, un idioma diferente, una cultura ajena. Un nuevo comienzo, en muchos casos no elegido. Un nuevo sol.

En una punta de la pequeña calle se encuentra un pequeño pedestal blanco. Sobre el pedestal, el artista argentino Martín Bonadeo ha montado un cubo de vidrio en el que muestra una cinta transparente, una cinta de Moebius interminable, que da vueltas sobre sí misma para volver después de una torsión aparentemente imposible a su punto de partida. A un lado de esa cinta está escrita en letras negras la palabra “Argentino”, en el otro lado la palabra “Inmigrante”. Esta instalación misteriosa parece a primera vista estática. Pero aunque no sea movil en sí, cambia de forma durante el transcurso del día. Con el transcurso del sol ajeno.

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Schwierige Konstruktion der Identität

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Carola Zechs Intervention “in-migración, migración, e-migración (un viaje eterno)” bei “Estudio Abierto 2005 – Puerto”

Von Susanne Franz

Für die in Argentinien geborene Bildhauerin Carola Zech ist der künstlerische Beitrag, den sie in diesem Jahr zu dem von der Stadt Buenos Aires veranstalteten Kunst-Event „Estudio Abierto“ geleistet hat, eine höchst persönliche Angelegenheit. Ausgehend vom Standort Hafen ist eines der zentralen Themenkomplexe von „Estudio Abierto“ die Einwanderung und die komplexe Identitätsfindung der Argentinier, die fast alle von Einwanderern abstammen. Carolas vier Großeltern waren allesamt Deutsche.

“Als mir zum ersten Mal ein Marineangestellter die Anlegestelle ‘Apostadero Naval’ zeigte und den Weg, den die Einwanderer vom Schiff aus bis zum ‘Hotel de Inmigrantes’ gegangen sind, erschienen vor meinem geistigen Auge die Gesichter meiner Großeltern”, erzählt Carola bewegt. Die Großeltern, die sich nie von der Vorstellung ihrer verlassenen Heimat lösen konnten, die ihre Häuser so einrichteten, wie sie in Deutschland gewohnt hatten, die Deutsch mit ihrer Enkeltochter sprachen, wogegen diese sich wehrte. “Es war schwer für mich, meine Wurzeln zu akzeptieren”, sagt Carola. Ihre Eltern, bereits in Argentinien geboren, hätten sich gut angepasst, aber sie selbst habe Schwierigkeiten mit ihrer Identitätsbestimmung gehabt. Erst Reisen und lange Aufenthalte in Deutschland, Besuche der Orte, wo ihre Großeltern gelebt hatten (die selbst nie mehr nach Deutschland zurückgekehrt waren), führten zur endgültigen “Rückkehr” nach Argentinien und dem Akzeptieren, dass für immer zwei Seelen in ihrer Brust schlagen würden.

Carola Zechs Projekt „in-migración, migración, e-migración (un viaje eterno)“ für „Estudio Abierto 2005“ ist eine Intervention der Tür des “Hotel de Inmigrantes” und des dahinterliegenden Eingangsbereichs. Auf die Tür bzw. den Boden aufgeklebte Plastikfolien weisen die Farben der deutschen und der argentinischen Flagge auf. Die beiden Fahnen lösen sich auf, eine geht in die andere über, aber nicht in einem linearen, sondern in einem organischen Prozess. Am Ende steht eine Fahne, in der alle Bestandteile gemischt sind (“Meine persönliche Flagge!”, sagt Carola).

Auf den farbigen Folienstreifen stehen Wörter und Satz-Fetzen wie “einer für den anderen”, “einer neben dem anderen”, “einer ohne den anderen”, auf Deutsch oder auf Spanisch oder in einer Mischung der beiden Sprachen. Immer geht es um räumliche und affektive Beziehungen von Menschen, um das Zerreißen oder den Aufbau von Verbindungsnetzen. Dabei sind die Buchstaben, die eine andere Farbe als der Hintergrund aufweisen, entweder aufgeklebt, oder aber Carola arbeitet mit der Aussparung des Platzes, der für einen Buchstaben freigemacht wird, dem Negativ. „Auswandern bedeutet immer, einen leeren Platz dort zu hinterlassen, wo man weggegangen ist, und dort, wo man ankommt, einen neuen Ort zu füllen“, so Carola.

Der schmerzliche Prozess der Konstruktion einer neuen Identität, den die Einwanderer erlebt haben und der sich in den Enkelgenerationen fortsetzt, findet im Werk Carola Zechs eine sensible Beschreibung. Dabei ist hoch interessant, dass die Bildhauerin Zech für dieses Projekt die Sprache einer flüchtigen, vergänglichen Kunst gewählt hat. Sie arbeitet wohl weiter im Raum, aber ihre Intervention ist wie eine Skulptur ohne Objekt – die Dreidimensionalität entsteht durch die Bewegung im Raum, die der Zuschauer erzeugt, wenn er sich über, neben, entlang, an Carolas Werk vorbei bewegt.

Die Konstruktion des Raums durch die Bewegung, und die daraus resultierende Konstruktion der Zeit, sind die Bestandteile, mit denen dieses Werk Carola Zechs von jedem einzelnen Betrachter ergänzt wird. Und man könnte vielleicht noch hinzufügen, dass jeder durch seine eigene Biographie auch zu der Konstruktion einer gemeinsamen Geschichte beiträgt.

Um ihr flüchtiges Kunstprojekt “festzuhalten”, möchte Carola Zech gerne ein Buch veröffentlichen, in dem neben einer Dokumentation der Intervention auch Hintergrundinformation über die deutsche Einwanderung zur Verfügung stehen soll. Um dieses Buchprojekt zu verwirklichen, hat sie um Mittel bei der deutschen Botschaft gebeten. Außerdem träumt sie davon, die gleiche oder eine ähnliche Ausstellung in Deutschland durchzuführen – am Abfahrtsort ihrer Großeltern.

(“Estudio Abierto 2005 – Puerto”. Apostadero Naval/Museo Hotel de los Inmigrantes, Av. Antártida Argentina 1201, und andere Standorte in Puerto Madero. 14-23 Uhr. Bis 4.12.)

Der Artikel erschien am 03.12.05 im “Argentinischen Tageblatt”.

Una compleja construcción de la identidad

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La intervención in-migración, migración, e-migración (un viaje eterno)” de Carola Zech en “Estudio Abierto 2005 – Puerto”

Por Susanne Franz

Para la escultora argentina Carola Zech, su participación de este año en el evento Estudio Abierto de la ciudad de Buenos Aires es una de sus apuestas personales más importantes. Tomando como punto de partida el puerto, uno de los temas centrales de Estudio Abierto es la inmigración y la compleja búsqueda de la identidad de los argentinos, que en su mayoría son descendientes de inmigrantes. De hecho, los cuatro abuelos de Carola son alemanes.

“Cuando uno de los oficiales de la Marina me mostró el Apostadero Naval y caminamos por donde iban los inmigrantes desde el barco hasta el Hotel de Inmigrantes, se me vinieron a la cabeza las caras de mis abuelos”, cuenta Carola conmovida. Los abuelos, esos que nunca pudieron liberarse de la idea de su patria abandonada, que equiparon su casa de manera similar a como vivían en Alemania, que hablaban alemán con su nieta, que a su vez no quería saber nada con eso. “Fue difícil para mí aceptar mis raíces”, dice Carola. Sus padres, ya nacidos en Argentina, lo pudieron llevar bien, agrega, pero ella tuvo problemas para construir su identidad. Solo después de viajar y pasar largos períodos en Alemania, visitar los lugares donde habían vivido sus abuelos (quienes nunca más volvieron a Alemania), logró un “regreso” definitivo a la Argentina y aceptó que iba a llevar por siempre en su corazón las dos almas.

El proyecto de Carola Zech “in-migración, migración, e-migración (un viaje eterno)” en el marco de Estudio Abierto 2005 consiste en intervenir la entrada del Hotel de Inmigrantes y del espacio que lo rodea. Las estampas pegadas sobre la entrada y el piso llevan los colores de las banderas alemanas y argentinas. Ambas banderas se entrecruzan una sobre la otra, pero no de forma lineal, sino que conforman un tejido orgánico. Al final hay una bandera en que se mezclan todos los fragmentos (“¡Mi bandera personal!”, dice Carola).

En las estampas hay palabras y frases, como “uno para el otro”, “uno junto al otro”, “uno sin los otros”, tanto en español como en alemán, o también mezclando los dos idiomas. Se trata siempre de relaciones espaciales y afectivas entre los hombres, de la construcción o el desgarramiento de los vínculos afectivos.

También hay pegadas letras que tienen un color distinto del fondo o que Carola trabajó en negativos dejando un lugar en blanco donde debía haber algunas letras. “Emigrar siempre significa dejar un lugar vacío cuando uno se ha ido, y llenar uno nuevo al que uno ha llegado”, afirma Carola.

La obra de Carola Zech describe sensiblemente el doloroso proceso de construcción de una nueva identidad que los inmigrantes vivencian y que continúa en la generación de los nietos. Resulta interesante que la escultora haya elegido para este proyecto el lenguaje de arte fugaz, efímero. Si bien la artista ocupa toda la sala, su intervención es como una escultura sin objeto. La tridimensionalidad lo logra el propio observador en la medida que se mueve en el espacio atravesando, rodeando la obra de Carola.

La construcción del espacio a través del movimiento y, por ende, la construcción del tiempo son los componentes con los que cada observador completa la obra de Carola Zech. Y uno podría agregar que cada biografía en particular contribuye a la construcción de una historia común.

Para “continuar” su proyecto migrante, Carola Zech tiene ganas de publicar un libro que recopile la inmigración alemana en Argentina junto con la documentación de su intervención. Para poder realizar este libro, la artista solicitó el apoyo de la Embajada alemana en Buenos Aires. Además, sueña con poder realizar una exposición similar en Alemania, en el lugar desde donde emigraron sus abuelos.

(“Estudio Abierto 2005 – Puerto”. Apostadero Naval/Museo Hotel de los Inmigrantes, Av. Antártida Argentina 1201, y otros sitios de Puerto Madero. Horario: 14-23. Hasta el 4 de diciembre)

Este artículo se publicó el 3 de diciembre de 2005 en “Argentinisches Tageblatt”.

Schweigende Macht der Farben

Alfredo Planks erste Ausstellung seit fünf Jahren in Buenos Aires

Von Susanne Franz

Auf dem nackten Körper einer Frau steht in roten Buchstaben ein Gedicht von Friedrich Hölderlin: „Ein Zeichen sind wir, / deutungslos, schmerzlos sind wir / und haben fast die Sprache in der Fremde verloren.“ Das Gemälde „La mujer ilustrada“ (Die beschriftete, oder auch, im Doppelsinn: Die gebildete Frau) des Künstlers Alfredo Plank, 1937 in Buenos Aires als Sohn deutscher Eltern geboren und im Herzen waschechter Münchner, ist eines seiner jüngsten Werke, die er in seiner ersten Ausstellung seit fünf Jahren in Buenos Aires in der Galerie Agalma zeigen wird. Agalma hatte Plank dieses Jahr im Mai auch auf der wichtigsten Messe zeitgenössischer Kunst in Argentinien, arteBA, in ihrer Künstlerpalette. Am 12. Oktober eröffnet sie nun seine bedeutende Einzelausstellung, die Plank „Amor-Arte-Pasión“ (Liebe-Kunst-Leidenschaft) genannt hat. Ein Titel, unter dem man eigentlich sein ganzes Künstlerleben zusammenfassen kann, in beliebiger Reihenfolge.­

Die Liebe spielt natürlich die Hauptrolle.

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Zauberin des Lichts

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Tod der Star-Fotografin Annemarie Heinrich

Von Susanne Franz

„Man lernt durch das Sehen, was Schönheit ist“, sagte Annemarie Heinrich über ihre Arbeit. „Ich habe mein ganzes Leben lang einen Körper, ein Licht, eine Spiegelung gesehen.“ Die große Fotografin der Schönen und Berühmten Argentiniens hat jedem ihrer legendären Porträts ihren unverwechselbaren Stempel aufgedrückt. Unvergesslich sind ihre Bilder der Filmdiven der goldenen 40-er und 50-er Jahre des argentinischen Kinos, Delia Garcés, Mirtha Legrand, Zully Moreno, Tilda Thamar, Tita Merello oder Niní Marshall, in denen sie nicht nur die oberflächliche Schönheit der Frauen dokumentiert, sondern ihren inneren Glanz, ihre Persönlichkeit, durch eine bestimmte Pose, ein Mienenspiel oder einen Blick einzufangen versteht. Durch diese Meisterschaft des In-Szene-Setzens ihrer Modelle, die perfekte Ausleuchtung und die anschließende Montage und Retusche ihrer Werke erhob Annemarie Heinrich tausende Stars mit ihren Porträts in den Stand der Unsterblichkeit.

Die begnadete Künstlerin, die in ihrer langen Laufbahn auch mit ihren Farbaufnahmen, Landschaftsbildern, Aktfotos, ja sogar surrealistischen Montagen auf sich aufmerksam machte, wird mit den zeitlos-schönen Schwarz-Weiß-Porträts in den Olymp der Größten ihres Fachs eingehen. Aber auch ihre Tanz-Fotografien sind von außerordentlich hohem künstlerischem Rang: In ihnen gelang es ihr wie kaum jemandem zuvor, die Essenz des Tanzes einzufangen.

Annemarie Heinrich wurde am 9. Januar 1912 in Darmstadt geboren. Ihr Vater Walter, ein professioneller Geiger, wurde im Ersten Weltkrieg eingezogen und so schwer verwundet, dass er seinen Beruf nicht mehr ausüben konnte. Im Jahr 1926 entschied er sich, mit seiner Familie nach Argentinien auszuwandern. Zwei seiner Brüder waren aufgrund ihrer pazifistischen Einstellung bereits 1914 emigriert und hatten sich in Entre Ríos niedergelassen. Annemaries Onkel Karel, der im ländlichen Larroque als Fotograf arbeitete, führte die jugendliche Annemarie in die Grundlagen der Fotografie ein. Dass sie diese als Beruf und als Berufung gewählt hat, liegt unter anderem auch daran, dass sie eine Art und Weise suchte, sich auszudrücken. Denn zunächst war es nicht leicht, die neue Sprache zu lernen, sich an die neue Kultur anzupassen.

Als die Familie nach Buenos Aires umzog, arbeitete Annemarie zunächst als Assistentin in verschiedenen Fotolabors, während sie abends Schulbildung und Spanischkenntnisse aufholte. An den Wochenenden zog sie mit Vaters Kamera los, um auf dem Hauptplatz von Villa Ballester, wo die Familie lebte, Fotos zu schießen. Als 18-Jährige richtete sie im Elternhaus mit Hilfe ihres Vaters ihr erstes Studio ein. Als erste Beleuchtungskörper dienten von beiden selbst gebastelte Scheinwerfer aus Benzinkanistern. Aus dieser ersten Zeit stammen Fotografien mit ausgeprägten Kontrasten. Später, als Annemarie ihr Studio in die Innenstadt verlegte – erst auf die Santa Fe, später die Callao – verfeinerte sie ihre Technik immer weiter.

Die Stars und Sternchen des argentinischen Kinos, des Theaters und des Rundfunks rissen sich förmlich darum, von Annemarie Heinrich fotografiert zu werden, die ihren ruhmvollen Karrieren noch mehr Glanz verlieh. Ihre Porträts schmückten über Jahrzehnte hinweg die Titelseiten von zahlreichen Zeitschriften wie Antena, Radiolandia oder TV Guía. Aber auch die Großen des Kulturlebens wollten sich von Annemarie ablichten lassen. So entstanden Bilder von Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, Astor Piazzolla, Aníbal Troilo, Atahualpa Yupanqui, Lino Enea Spilimbergo oder Juan Carlos Castagnino. In Erinnerung bleibt die Heinrich aber auch als Fotografin der „ganz normalen“ Leute, die sie für Hochzeitsbilder oder andere wichtige Anlässe verpflichteten.

Annemarie Heinrich bewahrte vor und während des Zweiten Weltkriegs eine strikt anti-nationalsozialistische Einstellung, die ihre Wurzeln in den pazifistischen Grundwerten ihrer Familie und ihrer eigenen ethischen Auffassung hatte, die ihr Leben und Werk – neben einer wahrhaft deutschen Disziplin und Gründlichkeit – prägte. Auch für politische Zwecke gab sie sich nicht her: So ist sie zwar als Porträtistin der noch jungen Schauspielerin Eva Duarte (später Gattin General Peróns) bekannt, kam aber späteren Aufforderungen zu Foto-Sessions im Regierungspalast nie nach.

Annemarie Heinrich liebte ihren Beruf leidenschaftlich und begegnete ihren Kollegen mit großem Respekt. Sie war Mitgründerin mehrerer Verbände argentinischer Fotografen, wie des „Foto Club Argentino“ oder des „Consejo Argentino de Fotografía“. Heinrich wurde mit Fortbildungs-Stipendien (Deutschland 1954, USA 1979) und zahlreichen Preisen geehrt. Im Jahr 1992 wurde sie zur Ehrenbürgerin der Stadt Buenos Aires ernannt. Zwischen September und November 2004 fand im Centro Cultural Recoleta eine von Juan Travnik kuratierte erste umfassende Retrospektive ihrer Werke statt.

Annemarie Heinrich starb am Donnerstag vergangener Woche in den frühen Morgenstunden im Alter von 93 Jahren in ihrem Haus in Buenos Aires. Ihre Reste sollten auf dem Deutschen Friedhof ihre letzte Ruhestätte finden. Heinrichs Kinder Alicia und Ricardo Sanguinetti, beide Fotografen, kümmern sich mit allergrößter Sorgfalt um den bedeutenden Nachlass ihrer Mutter, dessen hoher künstlerischer Wert sicher erst in Zukunft angemessen gewürdigt werden wird.

Mehr Informationen und Bilder auf der Webseite der Künstlerin.

Der Artikel erschien am 1.10.05 im “Argentinischen Tageblatt”.

Hechicera de la luz

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Fallecimiento de la fotógrafa-estrella Annemarie Heinrich

Por Susanne Franz

“Mediante la observación se comprende lo que es la belleza”, explicaba Annemarie Heinrich acerca de su trabajo. “Durante toda mi vida he observado un solo cuerpo, una sola luz, un solo reflejo.” La gran fotógrafa de las bellas y famosas argentinas le ha puesto su sello inconfundible a cada uno de sus retratos legendarios. Inolvidables son sus retratos de las divas cinematográficas de los dorados años 40 y 50 Delia Garcés, Mirtha Legrand, Zully Moreno, Tilda Thamar, Tita Merello o Niní Marshall, en los que no sólo documenta la belleza superficial de las mujeres, sino que también sabe captar su brillo interior, su personalidad, mediante una pose determinada, gestos o una mirada. A través de esta perfección de la escenificación de sus modelos, la perfecta iluminación y el posterior montaje y retoque de sus obras, Annemarie Heinrich elevó con sus retratos a miles de estrellas a la inmortalidad.

Esta genial artista, que en su larga carrera también se destacó por sus fotografías en color, de paisajes y de desnudos e incluso montajes surrealistas, ingresará al Olimpo de los más grandes fotógrafos por sus hermosos retratos atemporales en blanco y negro. También sus fotografías de tango denotan una calidad artística extraordinaria. Como casi nadie, en ellas logra captar la esencia del baile.

Annemarie Heinrich nació el 9 de enero de 1912 en Darmstadt. Su padre Walter, violinista profesional, fue llamado a las filas en la Primera Guerra Mundial y fue tan gravemente herido que nunca más pudo volver a ejercer su oficio. En el año 1926 decidió a emigrar a la Argentina junto con su familia. Por sus ideas pacifistas, dos de sus hermanos ya habían emigrado en el año 1914, habiéndose establecido en Entre Ríos. El tío de Annemarie, Karel, que trabajaba como fotógrafo en la rural Larroque, inició a la joven Annemarie en los fundamentos de la fotografía. Que la haya elegido como profesión y vocación se debe, entre otras cosas, también a que buscaba una forma de expresarse, porque al comienzo no le fue sencillo aprender el nuevo idioma y adaptarse a una nueva cultura.

Cuando su familia se trasladó a Buenos Aires, Annemarie comenzó a trabajar como asistente en diversos laboratorios fotográficos, mientras que a la noche cursaba sus estudios secundarios y aprendía el idioma. Los fines de semana partía con la cámara de su padre para sacar fotos en la plaza de Villa Ballester, donde vivía la familia. A los 18 años y con la ayuda de su padre instaló en su casa paterna su primer estudio. Como primera instalación de luz utilizó focos de bidones de gasolina improvisados que ellos mismos habían fabricado. De esa época provienen fotografías de marcados contrastes. Más adelante, cuando Annemarie trasladó su estudio al centro, primero a la Avenida Santa Fe y luego a la Avenida Callao, siguió perfeccionando su técnica cada vez más.

Los astros y las estrellas del cine, del teatro y de la radio en Argentina se deshacían por ser fotografiados por Annemarie Heinrich, quien les otorgaba a sus prestigiosas carreras aún más brillo. Sus retratos adornaron durante décadas los titulares de muchas revistas como Antena, Radiolandia o TV Guía. También las grandes personalidades de la vida cultural deseaban ser retratados por Annemarie. Así surgieron fotografías de Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, Astor Piazzolla, Aníbal Troilo, Atahualpa Yupanqui, Lino Enea Spilimbergo o Juan Carlos Castagnino. También queda el recuerdo de Heinrich como fotógrafa de la gente “común”, que la contrataba para fotografiar sus casamientos u otros eventos importantes.

Antes y durante la Segunda Guerra Mundial, Annemarie Heinrich mantuvo una postura estrictamente anti-nacionalsocialista, que tenía sus raíces en los valores fundamentales pacifistas de su familia y en su concepción ética propia, que marcaron su vida y su obra, junto a una disciplina y minuciosidad auténticamente alemanas. Tampoco se prestó para fines políticos: Así es como Heinrich es conocida como retratista de la aún joven actriz Eva Duarte (luego esposa del General Perón), pero más adelante nunca realizó sesiones fotográficas en el Palacio de Gobierno.

Annemarie Heinrich amaba su profesión apasionadamente y trataba a sus colegas con gran respeto. Fue cofundadora de varias asociaciones de fotógrafos argentinos, como el “Foto Club Argentino” o el “Consejo Argentino de Fotografía”. Heinrich fue honrada con becas de perfeccionamiento (Alemania 1954, Estados Unidos 1979) y numerosos premios. En el año 1992 fue nombrada ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires. Entre septiembre y noviembre de 2004 se realizó en el Centro Cultural Recoleta una primera retrospectiva amplia de sus obras, curada por Juan Travnik.

Annemarie Heinrich falleció el jueves de la semana pasada en las primeras horas de la mañana a la edad de 93 años en su casa de Buenos Aires. Sus restos fueron sepultados en el Cementerio Alemán. Sus hijos Alicia y Ricardo Sanguinetti, ambos fotógrafos, se ocupan con gran esmero del importante legado de su madre, cuyo enorme valor artístico seguramente sea reconocido como corresponde en el futuro.

Más información y fotos en la página web de la artista.

Publicado en “Argentinisches Tageblatt” el 01/10/05.

Geheimnisse des „Anderen“

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Mariano Pensottis Kunstprojekt „La Marea“

Von Susanne Franz

„Ich muss einschlafen“, denkt die auf einem Bett in einem Schaufenster liegende Frau. „Ich muss die Decke streichen, sonst fällt sie mir noch auf den Kopf. Alles an mir ist am Auseinanderfallen. Seit wie vielen Tagen warte ich jetzt schon auf einen Anruf von ihm?“ Vor dem Fenster drängelt sich eine Traube Menschen, die die sich hin- und herwälzende Einsame betrachtet und ihre auf einem Schriftband ablaufenden selbstquälerischen Gedanken liest. Das beleuchtete Fenster, in dem die Schlaflose liegt, ist eines der neun Szenarien, aus denen sich Mariano Pensottis „La Marea“ zusammensetzt, eine der vier Kunstaktionen des „Proyecto Cruce“ im Rahmen des V. Internationalen Theaterfestivals von Buenos Aires. Nach 10 Minuten geht das Licht aus, die Szene ist vorbei. Man geht zum nächsten Schauplatz.

Eine Kellnerin liest an ihrem Arbeitsplatz den Brief ihres Ex-Mannes, der in die USA gegangen ist und nun als Soldat im Irak- oder einem sonstigen beliebigen Krieg dient. „Gestern haben wir einen Kindergarten zusammengeschossen“, schreibt er. „Gestern habe ich einen Kadaver auf den Mund geküsst. Ich habe nicht an dich gedacht, meine Liebste, ich schwöre es dir.“ „Er hat sich verändert“, denkt sie. Ein Gast setzt sich hin und versucht, seine Sorgen um Arbeitslosigkeit und Geldmangel zu vertreiben. „Menschen sind Autos“, denkt er. „Ich bin ein gelber Citroën.“ Den verbindet er mit seinem Idol Belmondo und urplötzlich, ohne es zu wollen, mit seiner Kindheit, die er mit seiner Familie, Verfolgte unter dem Militärregime, ständig auf der Flucht, in einem solchen Wagen verbrachte. „Wir machten den Kofferraum auf und sangen mit flüsternden Stimmen bolschewistische Lieder unter dem Sternenzelt“, erinnert sich der Mann und rührt in seinem Kaffee.

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Los secretos de los “otros”

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“La Marea”: el proyecto artístico de Mariano Pensotti

Por Susanne Franz

“Me tengo que dormir”, piensa una mujer tirada sobre la cama en una vidriera. “Tengo que pintar el techo, si no, se va a caer sobre mi cabeza. Se me viene el mundo abajo. ¿Hace cuántos días estoy esperando su llamada?”. Delante del vidrio, se amontona la gente que observa a la chica solitaria revolcarse de un lado a otro y lee sobre una cinta de subtítulos los pensamientos que la atormentan. La vidriera iluminada donde está la insomne es uno de los nueve escenarios que reúnen la obra de Mariano Pensotti “La Marea”, una de las cuatro acciones artísticas del Proyecto Cruce que se realiza en el marco del V Festival Internacional de Teatro de Buenos Aires. Después de diez minutos se apaga la luz, se termina la escena. Y uno debe pasar al segundo escenario.

Una moza lee en su lugar de trabajo la carta de su expareja que viajó a Estados Unidos y que se alistó como soldado para ir a Irak –o para alguna guerra cualquiera–. “Ayer disparamos contra un jardín de infantes”, le escribe. “Ayer le di un beso en la boca a un cadáver. No pensé en vos, mi vida, te lo juro”. “Cambió”, piensa ella. Un cliente se sienta e intenta escaparse de las preocupaciones sobre el desempleo y la falta de dinero. “Los hombres son autos”, piensa. “Yo soy un Citroën amarillo”. Después se compara con su ídolo Belmondo y de repente, sin quererlo, se acuerda de su infancia, cuando durante la dictadura militar se la pasaba en una camioneta con su familia escapando. “Abríamos el baúl y cantábamos susurrando canciones bolcheviques bajo las estrellas”, recuerda el hombre y revuelve el café.

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